Feminismo, Género e Identidad
La pregunta que Simone de Beauvoir abrió en 1949 acerca de la especificidad de “lo Femenino” y los modos en que puede lograrse la libertad de la mujer ha sido una cuestión altamente tratada en las discusiones públicas y académicas en las últimas décadas.
En el Centro de Investigación Social SIGNOS buscamos desarrollar algunos de estos asuntos.
INVESTIGADORES:
Gabriela Caviedes
Sarah Wilford
Historia, fundamentos y versiones del feminismo
Encontrar una definición pacífica de feminismo resulta complejo. El movimiento que una vez buscó conseguir el voto para las mujeres, hoy se disgrega en una gran multiplicidad de objetivos y fundamentos diversos. Se distinguen, sin embargo, tres “olas” en el transcurso de su historia, y al menos dos modos distintos de fundamentar sus demandas: o bien desde la equidad entre dos géneros distintos pero complementarios, o bien desde la prioridad de la autonomía y la construcción de la propia identidad. En cualquiera de sus versiones, sin embargo, el feminismo se enfrenta a la dificultad de tener que articular políticamente lo público y lo privado.
Sexo y género
La teoría feminista se ha ocupado prioritariamente de la relación entre sexo, género y sexualidades. El sexo correspondería a las características fisiológicas, cromosómicas y genotípicas que explicarían el dimorfismo sexual. El género serían los atributos culturales que se comprenden como femeninos o masculinos; y las sexualidades consistirían en las diversas maneras de practicar la sexualidad. Estudiar estos aspectos implica preguntarse tanto por la relación entre naturaleza, cultura y sociedad, específicamente en el plano de la sexualidad, como por los diversos fundamentos y postulados teóricos que buscan relacionar y demarcar esos aspectos entre sí.
Feminismo post estructuralista e identidad
El feminismo post-estructuralista ha intentado dar con una respuesta filosófica a la pregunta recién formulada. Sosteniéndose sobre el postmodernismo francés y algunas corrientes psicoanalíticas, el feminismo post-estructuralista ha desarrollado teorías que plantean la inexistencia de los sexos como un dato natural. En su lugar, cabría considerar exclusivamente al género como construcción que el sujeto hace paulatinamente de sí mismo y de su identidad, a la vez que forma parte de una cultura y una sociedad. En suma, el sexo biológico no existe, los géneros no sólo no son dos, sino que habrá tantos como sujetos, y su proceso de autoconstrucción es infinito. La teoría queer, cuya exponente más conocida en este momento es la filósofa norteamericana Judith Butler, es el ejemplo más cuidadosamente desarrollado de esta propuesta.