Jueves 10 de Diciembre de 2020

Taller de Restauración trabaja pintura cuzqueña de principios del siglo XVIII

“Disputa del Santísimo Sacramento”, de autor anónimo, es una pintura de caballete de óleo sobre tela.

La pieza, ejemplo de cómo los españoles utilizaban el arte para evangelizar a los nativos americanos en la Fe Católica durante el período colonial, presentaba pérdidas en la capa pictórica, repintes no correctamente ajustados cromáticamente, manchas que evidenciaban el escurrimiento de líquidos y un color oscuro generalizado, debido a la aplicación de diversos elementos a través de los años.

Una pieza cuzqueña de alrededor de 300 años llegó al Taller de Restauración UANDES para ser trabajada. Teresa Paúl, restauradora del taller, comenta que se trata de un cuadro colonial de escasa iconografía en Chile. “Tiene mucha carga histórica y nos narra un episodio lleno de simbolismo”, cuenta.

“Disputa del Santísimo Sacramento” es una pintura de caballete de óleo sobre tela, y es un ejemplo de cómo los españoles utilizaban el arte para evangelizar a los nativos americanos en la Fe Católica durante el período colonial. Teresa Paúl señala en su informe de restauración, que la obra muestra al Rey de España -probablemente Carlos II o Felipe V- “que interviene como defensor de la Eucaristía, evitando que los infieles, retratados en esta oportunidad por los moros, quienes han amarrado la custodia con cuerdas, se apoderen de ella y la profanen”.

La restauradora agrega que la custodia es el emblema triunfal del imperio hispano a partir de los Habsburgo. “El rey cuenta con la ayuda de la corte celestial (zona superior de la obra) conformada por la figura de Jesucristo a la izquierda, el Espíritu Santo (paloma) al centro, y Dios Padre a la derecha. También cuenta con el apoyo del Arcángel San Gabriel, protector, quien se encuentra detrás de él y pisotea al demonio (esquina inferior izquierda), simbolizando el triunfo de la fe ante el mal. La columna, al centro de la obra, elemento dinástico, aludiría al compromiso histórico asumido por los Habsburgo como defensores del catolicismo”, explica.

La pieza, de autor anónimo y probablemente de principios del siglo XVIII, presentaba pérdidas en la capa pictórica, repintes no correctamente ajustados cromáticamente, manchas que evidenciaban el escurrimiento de líquidos y un color oscuro generalizado, debido a la aplicación de diversos elementos a través de los años. “Esto provocó rigidez de la tela y varias zonas de deformación. La esquina inferior izquierda presentaba por el reverso una serie de parches que cubrían antiguos daños tanto en el soporte como en los estratos superiores”, cuenta Teresa sobre la pintura, que sin marco posee 132 cms de alto y 97 cms de ancho.

El trabajo fue profundo e implicó, entre otras tareas, desmontar la obra de su marco y de su bastidor, limpiar el reverso, eliminar parches, deformaciones, barnices antiguos, repintes, nivelar la superficie, adherir bandas de tensión para un nuevo montaje, aplicar nuevo barniz, limpiar el marco y reintegrar cromáticamente muchos faltantes de capa pictórica.

“Lo más difícil de esta restauración fue el trabajo de revertir múltiples intervenciones no adecuadas que fueron realizadas a lo largo de los años con materiales muy rígidos y dañinos para la conservación de la obra. Esto significó volver a visualizar esos antiguos daños y comenzar los tratamientos de conservación y restauración que demoraron bastantes meses en llevarse a cabo”, explica Teresa.

La restauradora agrega algunas recomendaciones para garantizar la correcta conservación y mantenimiento de las obras a través del tiempo:

  • Evitar que la luz del sol le llegue a la obra de forma directa.
  • La luz artificial también puede ser dañina, pero menos que la luz natural directa. En el caso de iluminar con un foco cercano, evitar que éste emita mucho calor (radiación infrarroja).
  • Es aconsejable que la obra se ubique en un lugar que no posea cambios bruscos de humedad y temperatura.
  • Evitar excesiva manipulación y traslado de la obra. Para el aseo utilizar elementos suaves y secos como: plumero, brocha o pincel suave.
  • Evitar el contacto y presión directa en la tela.
  • Chequear que el sistema de sujeción de la obra al muro sea firme y seguro.