Lunes 1 de Junio de 2020

“¿Si la cuarentena terminara mañana, de qué nos habría servido?”

La académica del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) Valentina Iacobelli, propone hacer esta pregunta al interior de nuestras familias para ver qué hemos hecho hasta ahora, poniendo énfasis en la gratitud.

Este tiempo excepcional que estamos viviendo podría corresponder a una crisis no normativa en el ciclo vital familiar. “Es decir, se trata de una crisis que no esperábamos, a diferencia de las normativas, como podría ser el nacimiento del primer hijo o cuando los hijos se van del hogar, por mencionar algunas. El desafío familiar es seguir funcionando como familia de una forma adaptativa, disminuyendo el estrés interno”, explica Valentina Iacobelli, académica de Evaluación Familiar del Post título de Orientación, Familia y Educación del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) UANDES, quien además es psicóloga clínica y terapeuta familiar y de parejas.

Aquí hay un elemento clave: si bien no hay recetas que funcionen exactamente igual para todas las familias, sí podemos observar los resultados de nuestras acciones y evaluar en qué medida nos ayudan a reducir el estrés. “Por ejemplo, es probable que tratar de cumplir con muchas tareas domésticas a la vez, sumando teletrabajo, colegio online, entretención de los hijos, y muchas más, nos aumente el nivel de estrés, por lo tanto podemos tener un indicador de que eso no funciona”, comenta la académica del ICF UANDES.

Otro aspecto fundamental para considerar, es que los adultos deben hacerse cargo de ellos mismos primero, ya que los padres estresados van a transmitirles el estrés a sus hijos, los que podrían tender a estar más irritables, desobedientes o encerrados en sí mismos. Entonces, para poder ayudar, contener, y en definitiva, convivir sanamente con los hijos, es fundamental que los padres busquen espacios personales de bienestar, en la medida de lo posible.

“Un elemento importante en estas circunstancias es la comunicación sistemática al interior de la familia, que va a ir dando ideas sobre lo que está resultando y lo que se puede cambiar. Eso lo puede pensar cada familia de acuerdo a su propia realidad, y definir momentos de conversación con el objetivo de tener retroalimentación entre todos. Puede ser una vez a la semana, en una comida o en una reunión especial, más seguido o no, centrado solo en algunos temas o como le acomode a cada familia. Pero conversen, así se puede llegar a saber si los demás también se sienten sobrecargados o estresados y redefinir lo que están haciendo”, aconseja Valentina.

La experta recomienda que para poder ver el lado positivo de esta crisis, se hace necesario validar también los aspectos negativos, “porque las emociones como angustia o miedo son reales. Lo recomendable es no quedarse pegados en lo negativo, hay que reconocerlo y aceptarlo. Si lo negativo supera a lo positivo, como en el caso de la violencia intrafamiliar, o se presentan estados que atenten contra nuestra salud mental, lo más positivo que podemos hacer es ocuparnos de eso y pedir ayuda. ¿Y si la cuarentena terminara mañana, de qué nos habría servido?. Yo hice esta pregunta en mi familia y sirvió para ver qué habíamos hecho hasta ahora, poniendo énfasis en la gratitud. El agradecimiento, como hábito, es muy positivo para el bienestar. Agradecer lo que hemos recibido o lo que tenemos implica mirarnos a nosotros mismos, nuestra familia real (no las familias de Instagram) y valorar lo que tenemos. Se lo he propuesto a varias personas y lo primero que surge es decir agradezco que no estoy tan mal como otros, lo que sugiere que en realidad están viendo la vida de otros y no la propia. En cambio, otra persona me dijo agradezco que hoy está nublado. Mi casa es tan calurosa que se hace intolerable estar ahí, pero hoy pudimos estar tan bien, sin calor”, detalla la psicóloga clínica.

“Promover este hábito, a nivel individual y familiar, es muy positivo en todos los sentidos. La gratitud de las cosas pequeñas es inmensa”, concluye la académica del ICF UANDES.