Dentro de las actividades de la celebración mundial de la semana de la lactancia materna y el mes de la matronería se presentaron diversas alternativas de tratamientos y prevención.
¿Qué
hacer, si durante la lactancia materna la madre consume fármacos, drogas o
alcohol? Esta importante interrogante fue uno de los temas tratados en el marco
de la celebración mundial de la semana de la lactancia materna y el mes de la Matronería,
que organizó la Escuela de Obstetricia y Puericultura UANDES y el Servicio de Maternidad y
Neonatología del Hospital Parroquial de San Bernardo.
María Paz
Santander, docente de la Escuela de Obstetricia y Puericultura UANDES e IBCLC (International
Board Certified Lactation Consultant), expuso sobre las directrices en torno a
la lactancia y consumo problemático de drogas y cómo trabajar de manera
integral en la vinculación de las madres con sus hijos, para propiciar
continuidad del tratamiento y proponer un enfoque centrado en la persona.
“La mayoría
de los fármacos pasan a la leche materna, pero no lo hacen de una forma
significativa que afecten la lactancia. Los especialistas que trabajan con
mujeres que amamantan deben tener información actualizada sobre los
medicamentos contraindicados en la lactancia, para que no se suspendan
innecesariamente o se busquen alternativas farmacológicas en torno a la
patología a tratar. Cuando hay un consumo problemático de drogas -que
son dañinas tanto para la madre como para el recién nacido- es muy complicado
controlar la cantidad ingerida, lo que hace difícil dar una recomendación que
no se interponga en la continuación de la lactancia. Las personas que tienen un
consumo problemático ven mermadas sus capacidades parentales, con el
consecuente aumento del riesgo de negligencia en éstos”, explica la
académica UANDES.
“En el
caso del alcohol, la concentración en la leche materna es similar a la
encontrada en el plasma, con los consiguientes efectos negativos en el
lactante. Por eso existen directrices para la suspensión de la lactancia
momentáneamente según el peso y gramos de alcohol consumidos. Es muy
importante tener en consideración a quién aconsejaremos, si es una paciente que
consume de manera aislada, versus alguien que presenta un consumo problemático.
En este último caso se sugiere la abstención, realizar un tratamiento
interdisciplinario y derivación con un especialista en consumo patológico”,
detalla Santander.
En cuanto
al tabaquismo, lo más perjudicial del uso del cigarro es que el niño, al
ser fumador pasivo, tiene más riesgo de síndrome de muerte súbita o de
sufrir infecciones respiratorias. “La recomendación es no consumir
tabaco por los daños que produce a la madre y al niño. Si la persona no
puede dejar de fumar, es recomendable que lo haga fuera del hogar, sin el hijo
presente y en lo posible que se cambie de ropa después de fumar, para que el
lactante no tenga contacto con los agentes contaminantes que se quedan en la
ropa y en el aire. En cuanto al consumo de marihuana, su principal
metabolito se almacena en el tejido graso y está presente en la leche materna
hasta ocho veces más que los niveles en el plasma materno. Además, éstos se
encuentran en las heces del bebé, lo que indica que absorbe y metaboliza esta
sustancia. Aunque existe una heterogeneidad en los estudios de uso de la
marihuana y la lactancia materna, el temor de los profesionales va enfocado a
que ésta funciona a través de receptores en el cerebro, que son muy importantes
para el desarrollo neuronal del niño. La recomendación es abstenerse de
consumir marihuana”, comenta María Paz. Y agrega que: “Si una mujer
presenta un trastorno por consumo de sustancias, se debe suspender la
lactancia materna, por los riesgos asociados a las drogas que pueden
afectar al lactante y así, cuando más adelante tengamos una adherencia al
tratamiento y certeza del cese del consumo, se puede retomar la lactancia. Es
muy importante una derivación oportuna y el manejo integral en torno a
ella y a su hijo”.