Cynnamon Dobbs enfatizó los beneficios del cuidado del suelo para la salud mental y el bienestar de los habitantes de las zonas urbanas y rurales, destacando que el contacto con la naturaleza ayuda a reducir el estrés y genera emociones positivas.
La salud de los suelos es un factor clave para la seguridad alimentaria, el equilibrio de los ecosistemas y el bienestar de las personas. Así lo definió la doctora en Ciencias en Ecología Cynnamon Dobbs, investigadora y académica del Centro de Estudios Territoriales (CET) de la Universidad de los Andes, en entrevista con Radio Universidad de Chile.
En el espacio se abordó la relevancia de mantener suelos sanos en el contexto del Día Mundial del Suelo, que se conmemora cada 5 de diciembre. “Nuestra vida y la vida de los ecosistemas se construyen sobre el suelo”, explicó Dobbs, subrayando que la producción agrícola, la calidad de los alimentos y el funcionamiento de los ecosistemas dependen directamente de su estado.
Según la experta, un suelo sano se caracteriza por su capacidad de retener agua, contener nutrientes y albergar microorganismos beneficiosos. En esa línea, destacó que los suelos no solo permiten la producción de alimentos, sino que también influyen directamente en la salud humana. “El potencial que tienen los suelos para mantenernos conectados con microorganismos que nos hacen bien fortalece nuestro sistema inmune”, afirmó.
Suelos sanos para mayor bienestar
Durante la conversación, la investigadora del CET abordó además la diversidad de suelos existentes en Chile y su relación con los distintos ecosistemas del país. Dobbs señaló que esta variedad explica tanto la riqueza ambiental como las limitaciones productivas de algunas zonas.
En el programa también se analizó el impacto del uso urbano e industrial del suelo, especialmente en ciudades que han expandido sus límites. En ese contexto, la investigadora del CET advirtió que el suelo suele ser considerado solo como soporte para la construcción. “No lo vemos como suelo con componentes vivos, sino solo como el lugar donde se construye”, sostuvo.
Casos como los desprendimientos de tierra en las dunas de Concón fueron citados como ejemplo de una planificación territorial que no consideró la fragilidad del ecosistema. “No se pueden construir viviendas en cualquier parte, hay suelos inadecuados que aumentan el riesgo frente a eventos climáticos extremos”, enfatizó la académica Uandes.
Asimismo, destacó la restauración de suelos en zonas urbanas, como el Cerro Renca en la zona norte de la Región Metropolitana, en donde se aplican obras de conservación que permiten infiltrar el agua de lluvia, reducir la erosión y recuperar la capacidad del suelo de almacenar agua. “Estas no son soluciones de corto plazo, pero tienen un impacto muy importante en el tiempo”, explicó la investigadora.
Además, puso énfasis en los beneficios del suelo para la salud mental y el bienestar de los habitantes de las zonas urbanas y rurales. “El contacto con la naturaleza ayuda a reducir el estrés, mejora el enfoque y genera emociones positivas”, señaló Dobbs, destacando la importancia de contar con áreas verdes y ecosistemas sanos en las ciudades.
Finalmente, la experta llamó a la participación ciudadana y a valorar las acciones cotidianas. “Toda acción, aunque sea pequeña, ayuda”, afirmó, agregando que incluso tener plantas nativas en balcones puede contribuir a la biodiversidad. “Si cuidamos nuestros ecosistemas, nos cuidamos a nosotros mismos”, concluyó.