Especialistas de la academia y del tercer sector reflexionaron sobre cómo el propósito se convierte en diferenciador estratégico de las organizaciones y sobre la importancia de articularlo con el sentido personal para convertirlo en motor de cambio.
En la Universidad de los Andes, Macarena Villarino, Sebastián Goldsack, María José Zaldívar, Alejandra Martí, Susana Cáceres, Pilar Barba, Carolina Altschwager y Cristina Errázuriz conversaron sobre la relevancia del propósito para las instituciones.
El espíritu que anima a una institución fue el gran protagonista del seminario “Propósito: Comunicación y Cultura”, organizado por la Vicerrectoría de Comunicaciones y la Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, donde líderes de la academia y organizaciones sociales coincidieron en que, en tiempos de incertidumbre, definir y vivir el propósito institucional es mucho más que una declaración: es la llave para enfrentar desafíos culturales, tecnológicos y de pertenencia.
La relevancia de tener un propósito claro trasciende la formalidad de los valores escritos o los eslóganes. Como destacaron los expositores, el mayor impacto surge cuando las personas logran conectar ese sentido organizacional con sus propias motivaciones. “No basta con decir por qué hacemos las cosas, es esencial construir espacios de reflexión y coherencia, donde cada miembro encuentre sentido en su trabajo”, sostuvo Carolina Altschwager, socia fundadora de Almabrands, durante su presentación.
En universidades y organizaciones sociales, el propósito se ha convertido en una brújula en medio de presiones por la competitividad, la transformación digital y la demanda de mayor impacto social. La discusión ya no es solo cómo diferenciarse, sino cómo sostener un anclaje identitario que permita adaptarse sin perder el rumbo. “La misión o visión pueden ser similares entre instituciones, pero la razón de ser —el propósito— es lo que realmente las distingue y moviliza”, complementó Sebastián Goldsack, académico de la Facultad de Comunicación Uandes, en su exposición.
Uno de los grandes desafíos es operacionalizar ese propósito más allá del discurso: vincularlo con los procesos, los ritos cotidianos y los sistemas de reconocimiento. “No basta con decir qué importante es tu trabajo, tiene que reflejarse en la realidad de la organización”, señaló María José Zaldívar, directora general de Fundación Teletón en la mesa de conversación “Gestión del propósito en el 3er Sector”, junto con Susana Cáceres, socia fundadora de Internal, y Alejandra Martí, directora ejecutiva del GAM.
La directora de Aseguramiento de la Calidad de la Universidad de los Andes, Fernanda Valdés, moderó el conversatorio entre María José Zaldívar, Alejandra Martí y Susana Cáceres.
Para María José Zaldívar, mantener el propósito vivo requiere que el liderazgo lo promueva con acciones coherentes y que cada tarea diaria reciba un sentido trascendente. La reflexión es transversal: en contextos cambiantes, solo las organizaciones que logran que el propósito impregne cultura, estructura y relaciones podrán enfrentar con éxito tanto la transformación social como la demanda de vínculos genuinos y significativos. El propósito, así entendido, es el principio activo de toda institución que aspira a dejar huella.
Finalmente, autoridades de la educación superior reflexionaron sobre el impacto del propósito y la cultura corporativa en su ámbito de acción. Cristina Errázuriz, vicerrectora de Comunicaciones de la Universidad de los Andes; Pilar Barba, vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, y Nicolás Valdivieso, vicerrector de INACAP sede Apoquindo y vicepresidente de Focco (Foro de Comunicación Corporativa), coincidieron en que el liderazgo tiene un rol central para mantener vivo este anclaje estratégico, integrándolo en decisiones, evaluaciones, procesos y ritos comunitarios.
La conversación entre las autoridades universitarias Nicolás Valdivieso, Pilar Barba y Cristina Errázuriz fue moderada por la subdirectora de Cultura Corporativa de la Universidad de los Andes, María Augusta Scagliotti.
El propósito, entonces, no es un eslogan ni una declaración abstracta, sino un principio activo que ordena la gestión y, al mismo tiempo, inspira a las personas. Tal como concluyó Carolina Altschwager, “el propósito es un viaje”, un proceso en constante construcción, que solo cobra verdadera fuerza cuando logra conectar con la identidad y las motivaciones de quienes forman parte de cada institución.
Cristóbal Benavides, decano de Comunicaciones