La directora del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF), Jimena Valenzuela, hizo un llamado a vivir esta fecha con una mirada que priorice la profundidad de la celebración, “siempre fortaleciendo los lazos familiares y abriéndonos a la reflexión”.
La directora del Instituto de Ciencias de la Familia (ICF) de la Universidad de los Andes, Jimena Valenzuela, abordó el sentido que la Navidad y las fiestas de fin de año tienen para los chilenos, destacando tanto su dimensión espiritual como su valor para la vida familiar.
En entrevista con Radio Infinita, la académica recordó que durante el último año la Universidad de los Andes realizó una encuesta para conocer el significado que las personas asocian a las fiestas de fin de año. “Casi un 30% de los encuestados hizo referencia a la dimensión espiritual de esta fiesta”, explicó. Si bien reconoció que los procesos de secularización han ido desplazando este sentido original, subrayó que “la Navidad conmemora el nacimiento de Jesús y no hay que olvidar que ese es su origen histórico”.
Valenzuela agregó que, para los creyentes, la Navidad no solo supone el recuerdo de un hecho histórico, sino también “un renacer del Niño Jesús en el corazón de cada persona”. Sin embargo, advirtió que hoy predomina una visión centrada en el consumo y los regalos, lo que ha desplazado símbolos tradicionales, como el pesebre. “Es una pena que muchas veces no haya ningún recordatorio del verdadero sentido de lo que celebramos”, indicó.
La familia: un espacio de encuentro y formación
Junto con la dimensión espiritual, la directora del ICF de la Universidad de los Andes destacó que la Navidad continúa siendo, para la mayoría de los chilenos, una instancia de encuentro familiar. Jimena Valenzuela recordó que las reuniones en torno a la mesa y los símbolos navideños permiten fortalecer vínculos y relaciones familiares, por lo que hizo un llamado a no perder la oportunidad de reflexionar y transmitir a las nuevas generaciones el sentido de esta celebración.
Valenzuela también enfatizó el rol de las familias y de los colegios en la transmisión de tradiciones. “Estas experiencias permiten que los niños comprendan qué es lo que verdaderamente celebramos en Navidad”, expresó. A su juicio, más allá de si una persona es creyente o no, esta fecha invita a la reflexión personal y al encuentro con otros, dado que “existe una magia innegable en el ambiente navideño”.
Finalmente, la directora del Instituto de Ciencias de la Familia hizo un llamado a vivir esta fecha con una mirada que priorice la profundidad de la celebración: “Que podamos acoger el verdadero sentido de la Navidad, ya sea desde la fe o desde el encuentro humano, pero siempre fortaleciendo los lazos familiares y abriéndonos a la reflexión”.
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