Jaime de la Barra está casado con Pilar
Lioi hace 26 años y tienen cinco hijos,
entre 10 y 23 años. Para ellos el mejor
panorama es cocinar y por supuesto
comer todos juntos, y se definen como
una familia “muy apatotada”.
Los temas económicos han marcado la vida de Jaime de la Barra. Desde muy joven se interesó en la actualidad, siguiendo muy de cerca la transformación y apertura de la economía chilena. Y, al terminar el colegio, la decisión de entrar a estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad Católica fue un paso lógico. “Siempre me gustó la realidad económico-financiera y entender por qué pasaban las cosas”, explica de la Barra, actual socio, director ejecutivo y estratega senior de inversión de Compass Group.
Antes de recibirse de la universidad, ya trabajaba en Citicorp, experiencia que lo marcó por “el excelente grupo humano y el desafío profesional e intelectual”. La idea de estudiar un MBA rondó su cabeza desde la época universitaria. Entre 1989 y 1991, ya casado con Pilar Lioi y sin hijos todavía, viajó a Estados Unidos a cursar un MBA en The Wharton School, la escuela de negocios de la Universidad de Pennsylvania. “Siempre quise conocer y entender la cultura americana, y dado el profesionalismo del programa y la relación que se daba entre la academia y la realidad, mis expectativas se cumplieron al cien por ciento”, comenta. ¿Qué temas le llamaban la atención? Cómo impacta una economía de libre mercado en la sociedad, cómo la democracia favorece una tierra de oportunidades donde se puede salir adelante gracias al esfuerzo, y, finalmente, cómo logran los norteamericanos equilibrar el interés público y privado.
Su vuelta a Chile coincidió con una etapa en que el país avanzaba fuertemente en temas relacionados con el mercado de capitales. Era necesario avanzar aumentando el ahorro, y en esto los fondos de pensiones y fondos mutuos iban a ser actores claves. En este contexto y a un año de su regreso, se incorporó al Grupo Santander con el desafío de desarrollar el área de Estudio de Inversiones, donde permaneció casi cuatro años. Más adelante, en 1995, conversando con Manuel José Balbontín, coincidieron en la necesidad de los inversionistas chilenos de una asesoría financiera más personalizada y abierta al mercado local y global. Entonces, Balbontín lo invitó a formar una oficina chilena de asset management, al estilo de las compañías norteamericanas o inglesas, cuenta, “desafío que acepté encantado”. Y así, hace 18 años, nació Compass Group Chile, donde de la Barra tiene el orgullo de “saber que hacemos correctamente los negocios, tratamos a los clientes como nos gusta que nos traten a nosotros y que hemos formado a una enorme cantidad de profesionales”.
Si bien partir de cero un negocio es complicado, ellos contaron siempre con el apoyo de Álvaro Saieh y del entonces equipo del Banco Osorno. Otro detalle no menor en la etapa inicial, explica este socio de Compass Group Holding, fue “convencer a los clientes de tercerizar la gestión de las inversiones y conseguir gente con talento y compromiso para el grupo”.
Por último, las constantes crisis -asiática, rusa, reventón de la burbuja de internet, la caída de las torres gemelas, y default en Argentina, por nombrar sólo algunas- demandaron a la organización adaptar su modelo de negocios a las distintas circunstancias.
–¿Cuáles son sus principales responsabilidades en Compass Group Holding?
-Participar en la dirección estratégica de la compañía a nivel regional, entendiendo las necesidades de los clientes y fijando los objetivos. Asegurarme también que la visión y forma de hacer las cosas permee al resto de la organización, y estar a cargo de la relación con las casas globales repartidas en el mundo. Como estratega de inversión senior, junto a Antonio Miranda, Juan Bosch y Manuel José Balbontín, nos toca analizar lo que pasa en el mercado financiero, los potenciales impactos y establecer lineamientos para la empresa.
–¿Cómo se proyectan a futuro?
-Vemos que nuestros clientes institucionales de América Latina tienen necesidad de invertir y ahorrar, y, por lo tanto, tenemos que ampliar la oferta de vehículos de inversión en ese sentido, y continuar facilitando la gestión de esas inversiones. Por otra parte, un desafío importante es posicionar las inversiones latinoamericanas en las carteras de inversionistas mundiales”.
Además de su trabajo en Compass Group, Jaime de la Barra es socio fundador y fue presidente de la Asociación Chilena de Administradores de Fondos de Inversión (ACAFI), que busca modernizar la administración de fondos en Chile. También es miembro del Círculo de Finanzas de ICARE, ha sido miembro del consejo asesor del mercado de capitales de los ministros de Hacienda Andrés Velasco y Felipe Larraín; es director de InBest, que promueve el mercado financiero nacional en la comunidad internacional y organiza el Chile Day; y es también miembro del Consejo Asesor de Endeavor.
–Mirando hacia atrás, ¿cómo ve esta carrera profesional de casi 30 años en el ámbito financiero?
-Lo veo como una suerte impresionante. Dios me puso en un lugar y en un momento en que lo he pasado fantástico, he tenido la oportunidad de conocer gente genial y he sido testigo de transformaciones importantes a nivel nacional e internacional. Soy un afortunado absoluto.
Su faceta de profesor
En 2000, Jaime de la Barra fue invitado a diseñar y dictar el ramo de Mercado de Capitales de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales UANDES, curso que continúa impartiendo hasta el día de hoy.
–¿Cómo nace la inquietud de ser profesor?
-Siempre me gustó. Fui ayudante en la Universidad Católica de Sebastián Piñera y Francisco Pérez, entre otros. Y también hice ayudantías durante el MBA en Wharton. Me tentaba la idea de devolver la mano a la comunidad, aprovechar los talentos que Dios me dio y estar en contacto con la gente joven, lo que obliga a estar al día.
-¿Qué es lo que más le gusta de hacer clases?
-El desafío de entregar lo que uno hace y ha preparado, y sentir que los alumnos lo captaron y lo pueden aplicar a su carrera y en sus futuros trabajos.
–¿Por qué le atrajo la idea de ser profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales?
-Me llamó la atención la calidad del proyecto, la gente que estaba detrás y sus nobles motivaciones. Y siempre he seguido viendo en la Facultad ese profesionalismo, el hacer bien las cosas y la preocupación central por el alumno.
–Hoy, ¿cómo ve a la Facultad?
-Muy sólida, con un enfoque en la excelencia y gran calidad en sus profesores y procesos. Creo que la malla responde muy bien a las necesidades académicas de los alumnos y a los requerimientos del mercado laboral.